Durante los inicios de la década de 1980 tuve de profesor en la UNAM, México, al ingeniero Bernardo Calderón Cabrera (1922-2003). En una conversación sobre un trabajo práctico que quise hacer sobre el Retablo de los Reyes de la catedral de Puebla, me contó que él mismo había hecho un relevamiento del que aún conservaba varios de dibujos en papel de calco, aunque en un tamaño reducido de los originales. El había hecho algunas intervenciones en el edificio y eso era parte del trabajo: relevamientos expeditivos, detallados pero no obsesivos, útiles para trabajar. Y en un gesto de desprendimiento me los facilitó; después no me fue posible hacer ese estudio para comparar el estado de conservación de varios sectores en ese momento y el que tenía años antes, cuando en 1964 él lo relevó, y quedaron guardados esos y otros papeles. Más tarde intenté devolvérselos pero me dijo que eran un obsequio, que los guardara si me parecían útiles o interesantes ya que no pensaba darles nuevo destino. Un gesto que se agradece en el tiempo.