Durante los inicios de la década de 1980 tuve de profesor en la UNAM, México, al ingeniero Bernardo Calderón Cabrera (1922-2003). En una conversación sobre un trabajo práctico que quise hacer sobre el Retablo de los Reyes de la catedral de Puebla, me contó que él mismo había hecho un relevamiento del que aún conservaba varios de dibujos en papel de calco, aunque en un tamaño reducido de los originales. El había hecho algunas intervenciones en el edificio y eso era parte del trabajo: relevamientos expeditivos, detallados pero no obsesivos, útiles para trabajar. Y en un gesto de desprendimiento me los facilitó; después no me fue posible hacer ese estudio para comparar el estado de conservación de varios sectores en ese momento y el que tenía años antes, cuando en 1964 él lo relevó, y quedaron guardados esos y otros papeles. Más tarde intenté devolvérselos pero me dijo que eran un obsequio, que los guardara si me parecían útiles o interesantes ya que no pensaba darles nuevo destino. Un gesto que se agradece en el tiempo.
Han pasado años desde que lo hizo en 1964, y también desde que me los dio en 1982, y creo que es bueno difundirlos y abrirlos a la comunidad de los interesados en la historia del arte de México, como un aporte más de las generaciones que trabajaron cuando las técnicas digitales no existían. No es un edificio cualquiera, es una de las catedrales más espectaculares que se hicieron en América en el siglo XVI (en realidad llamada Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción) y es la segunda en el mismo sitio, ya que la primera fue demolida. Esta, si bien su mayor parte es del siglo XVI, tiene amplias intervenciones del XVII siendo una joya del continente en su obra y su contenido, hoy Patrimonio de la Humanidad. Esperemos que estos relevamientos sean de utilidad para quienes trabajan en la preservación de esa obra monumental.