Artículo publicado en “Las representaciones de arquitectura en la arqueología de América”, volúmen I (Mesoamérica), páginas 265 a 268, ISBN 968-58-0295-5, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México, 1982.
La gran región oriental del México prehispánico, y particularmente los actuales estados de Veracruz y Tabasco, tuvieron una continuidad cultural que se remonta a los primeros tiempos del formativo, y aún más allá. Lógicamente estos pueblos, desde los olmecas, produjeron una magnífica arquitectura y la representaron en varias formas particularmente interesantes de describir aquí. Quizás totonacos y huastecos hayan sido los más destacados.
Entre las formas de mostrar ejemplos arquitectónicos encontramos las tradicionales maquetas; una de ellas que aquí reproducimos, se encuentra en la colección de William Spratling (1960: pág.22) y nos muestra una imagen no sólo arquitectónica, sino realmente humana y de candidez: una estructura formada por cuatro columnas delgadas que sostienen un techo de paja marcadamente elevado. Dentro de ella se encuentra un personaje típicamente totonaca, sonriente y con sus atavíos. Creo que esta pieza es única en su género y se emparenta en cierta forma con las provenientes de Nayarit y Colima. Su altura máxima es de 20 cm.
Otra maqueta, aunque ésta es fragmentaria y muy simple, fue publicada hace varios años por MacNeish (1954: pág. 601 y fig. 27): es un pedazo de maqueta en cerámica, muy erosionado, cuyo origen se desconoce. Fue fechado en las fases Ponce o Aguilar y lo que podemos ver son los restos de una cabaña absidial de casi 10 cm de largo, con un techo que rebasa los muros. Sobre el techo existió un remate o crestería sencilla. MacNeish la asocia a los tipos arquitectónicos populares que todavía existen en la Huasteca.
Otra maqueta, pero en este caso excepcional, es la también Huasteca publicada por Michelet (1975:298) proveniente de la misma región que la anteriormente analizada: muestra un alto basamento circular con escalera frontal de tres niveles, alfardas con dados y un templo en la parte superior. Éste es también circular, con doble entrada separadas entre sí por una ancha columna (quizás un simple recurso de modelado), y posee como remate un altísimo techo cónico. Es de observar cómo las hasta ahora únicas dos maquetas huastecas que conocemos son justamente circulares, coincidiendo plenamente con la arquitectura conocida arqueológicamente en la región,
Como dato interesante sobre la región arqueológica de la costa del Atlántico, podemos citar un reducido número de pectorales de concha que representan figuras de templo de tipo códice. Por citar algunos ejemplos, tenemos los cuatro expuestos en el Museo Spratling de la ciudad de Taxco, perfectamente tallados y formando pares opuestos. La similtud con los códices, quizás no sea más que en el tipo de representación, planiforme y lateral. Son de destacar los altos techos que incluyen rostros entre la profusa decoración.