Informe realizado en el año 2013 en base a la correspondencia existente en una colección privada que ha decidido dar a conocer su contenido.
Todos hemos oído hablar y leído acerca de la hija dilecta de Juan Manuel de Rosas, su papel en la historia y en la política nacional. Es una personalidad discutida sobre la que se ha dicho de todo, obviamente en su enorme mayoría desde la política: a favor o en contra por que casi nadie pudo rehuir de criticar, disentir, alabar o al menos opinar sobre ella. No es objeto de estas notas siquiera el entrar en su biografía o en el análisis de su papel en la historia, sólo queremos dar a conocer tres cartas inéditas que se suman a su enorme epistolario. Por cierto no son políticamente importantes, todo lo contrario, son parte de sus últimas cartas enviadas desde Gran Bretaña poco antes de fallecer. A lo sumo nos muestran aspectos de su vida doméstica y de sus últimos años lo que no es poco ante una vida como la de ella. Las cartas son de una colección privada que las guarda desde hace muchos años y que aceptó difundirlas para incrementar así la larga correspondencia de Manuelita en sus muchos años en el extranjero, en este caso más de 40 años después de haberse tenido que ir de Argentina.
Las tres cartas que reproducimos están dirigidas al “Señor Vice Almirante Don Mariano Cordero” y por cierto es correspondencia de tono bastante formal aunque con reiterado afecto personal. Por más que hubiese mucho tiempo entre ellos de conocerse el tono es formal, con una veta cordial pero no son cartas entre amigos íntimos ya que él estaba más cerca de la historia de su padre. Ella firma siempre como “Manuela de Rosas de Terrero”.
No hace falta describir quien fue Manuelita, ya lo hemos dicho, pero sí quizás Cordero, un militar de larguísima carrera –fueron 68 años en la Armada-, de larga actuación en las guerras de la Confederación al igual que dos de sus hermanos. La caída de Rosas no suspendió ni cambió su carrera en la marina, siempre para la Confederación, luego para Urquiza y para Sarmiento. Tuvo cargos y responsabilidades toda su vida y siguió activo hasta 1889 retirándose en 1896. Su carrera la hizo como un profesional idóneo en sus tareas aunque nunca rechazó su rosismo, lo que queda claro al seguirle escribiendo a su hija y yerno treinta años después de la muerte de Rosas.
Las tres cartas las hemos transcripto con arreglos mínimos de ortografía; unos son de la época, otras son abreviaturas típicas, y unas muy pocas quizás simples faltas de ortografía en el apuro. Cuando agregamos algo para la comprensión figura entre paréntesis. De todas formas está claro que pese a la edad y el tiempo transcurrido en el exterior, el pulso es muy bueno, la letra es totalmente clara y sin temblor alguno y la redacción impecable pese a que ya llegó y pasó los 80 años, lo que ella misma subraya en una carta. Sólo en última tarjeta hay algunas faltantes de concordancia en el texto, pero son mínimas. Su esposo Máximo estaba impedido de escribir por un derrame cerebral del que da cuenta y ella escribe por ambos.
Tengamos en cuenta que Cordero falleció un año después de la última carta y ella en 1898, por lo que esta debió ser una de sus últimas tarjetas de saludo anual. Por lo que dice en alguna oportunidad Cordero debía escribirle cartas más extensas con noticias locales, que ella le pide que mantenga por su interés.
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50, Belsize Park Gardens
London, N. W.
Hampstead
Noviembre 29, 1893
Señor Vicealmirante
Don Mariano Cordero
Mi querido y buen amigo
Usted siempre fino y consecuente con estos sus amigos no nos olvida, pues quede cierto que está sinceramente correspondido, y que apreciamos muy de veras su buen recuerdo.
Así, amigo querido, con mi esposo hemos leído cariñosa carta octubre 30 con íntimo placer, comprendiendo bien la bondad con que usted desea le de nuestras noticias y me es grato decirle que los dos llevamos los 77 años, ya a cumplirse, en buena salud, pues aunque su amigo Máximo no ha obtenido la facilidad para expresarse, contrariedad terrible que sufre hace cinco años, consecuencia del ataque cerebral que tuvo en 1889, su salud física no puede ser mejor, pues nada le hace mal, duerme perfectamente, y todos los días sale dos o tres veces a caminar, lo que hace con gran agilidad. En cuanto a mi, mucho agradezco a Dios la fortaleza que me acuerda, pues ella me permite cuidar de mi compañero querido, quien tanto necesita de mí.
Con pesar hemos sabido los sucesos políticos que han tenido lugar en esa nuestra amorosa patria, pero a la vez celebramos que la paz se haya restablecido.
Cuando llegue a usted esta estaremos en vísperas de celebrar el año nuevo 1894, y desde ya en unión con los amigos (,) Máximo y nuestros hijos (.) Deseamos sea para usted y nuestra amiga su señora, uno de completa felicidad con cuyo sentimiento todos abrigamos a los dos muy cordialmente.
Tenga usted la bondad de hacer llegar a su cuñada mi amiga María Luisa, las adjuntas tarjetas, y si es a usted posible hacerle una visita en mi nombre.
A Dios mi querido amigo General, que su Divina gracia les acuerde buena salud y cuanta ventura les desea a usted y a su sincera amiga.
Manuela de Rosas de Terrero.
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50, Belsize Park Gardens
London, N. W.
Diciembre 19, 1896
Señor Vicealmirante
Don Mariano Cordero
Buenos Ayres
Mi querido amigo:
Mucho placer nos trajo a su amigo Máximo y a mi su amistosa carta (del) 15 de septiembre pues el buen recuerdo de un amigo que tanto distinguimos es muy valioso para ambos, y quede usted cierto que tampoco olvidamos.
Mi cumpleaños y el de Máximo son en mayo. El de éste el 4 el mío el 26.
El próximo aniversario cumpliremos ambos ochenta años y aunque en tan avanzada edad Dios nos favorece con fortaleza y actividad sin embargo que contrariedades no nos faltan jamás.
Cuando esta llegue a usted habrá empezado 1897 y con su amigo Máximo y nuestros hijos los desearemos a usted y a mi amiga su señora muy venturosa particularmente en goce de salud sin cuyo bien supremo no hay completa felicidad en la vida.
Aquí estamos ya entre hielos, niebla y nevadas y en algunos lugares del Reino se han sentido ayer ligeros temblores. Quiera Dios que no repitan en aumento, y que nos dejen quietos en Londres.
Este mes es de fuerte tarea de cartas y tarjetas, que debo dirigir a mis amigas. Acabo de enviar una a mi amiga su cuñada María Luisa. Regale usted una visita en mi nombre diciéndole que pronto seguirá una carta a mi tarjeta. Abrace usted a su señora por mi Máximo la saluda cariñoso y ambos dirigimos a usted un fuertísimo abrazo y quedo como siempre.
Su sincera amiga
Manuela de Rosas de Terrero
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50, Belsize Park Gardens
London, N. W.
Hampstead
Diciembre 9, 1897
Señor Vicealmirante
Don Máximo Cordero
Muy querido amigo.
Cuando llegue a usted esta 1898 habrá empezado ya y con su amigo Máximo y nuestros hijos le deamos a usted y a nuestra amiga su señora muy feliz en todo sentido, con cuyo sentimiento abrazamos a los dos muy cariñosamente.
Con el verdadero placer que me traen siempre las suyas, recibí su última 4 de agosto, y le pido que siempre que le sea posible me repita sus amables cartas, pues sus noticias nos son muy gratas y estimulantes.
Tuve una carta muy bien escrita y expresiva de su sobrino Don Bartolomé Cordero, hijo de mi inolvidable amigo su digno hermano y le pido le diga que muy pronto se la contestaré, y a el le envío a las señoritas sus hermanas salúdeles usted en nuestro nombre deseándoles toda ventura en el nuevo año.
Mi tarea este mes ha sido fuerte con las cartas y tarjetas de nuevo año. Su amiga aunque ya con los ochenta cumplidos conserva su energía y puede todavía garabatear.
Tome usted otro abrazo fuerte y afectuoso de su fiel amiga
Manuela de Rosas de Terrero
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