Artículo publicado en la revista Anales del Instituto de Arte Americano, número 41, correspondiente al año 2012, pps. 235 – 237, publicado por el Instituto de Arte Americano Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo”; Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires, ISSN 0328-9796, Buenos Aires, Argentina.
Durante toda una generación Anales, así a secas, fue la revista obligada para quienes se dedicaban en el país y en gran parte de América Latina, a la historia de la arquitectura y del arte; salvo su mentora mexicana, de nombre casi exacto, tampoco había mucho más. Nacida en 1948 de la mano de Mario J. Buschiazzo fue suspendida al fallecer éste en 1971, al ser designado un nuevo director. (Cfr. Alexander 1987; Schávelzon 1988). Pero renació con enormes esfuerzos en 1987 y así llegó al presente. No era una revista más porque eran muy pocas en aquellos años, pero Anales impuso de inmediato lo que hoy un publicista llamaría “una marca”, no en el sentido de la mercadotecnia sino en el de calidad y de imagen. Porque si bien cada revista que hubo y hay en el continente se caracteriza por un diseño que nos permite identificarla, Anales nació y mantuvo a lo largo del tiempo una misma portada que era única y lo siguió siendo por mucho tiempo pues estaba escrita a mano. Cada letra no era un tipo de imprenta ni un sistema tipográfico cualquiera, sino que fueron dibujadas con absoluta perfección por una sola persona. Cuando se retomó la publicación en 1987, se decidió conservar su formato y su numeración, como resultado de largos debates. La decisión surgió de una investigación en el pasado de un objeto algo inusitado: el diseño de una portada. Es cierto que para muchos diseñadores la opción elegida puede parecer poco significativa. Y, ciertamente, los estudios de mercado muestran que es mejor cambiar y mostrarse acorde a los tiempos. Pero como el tema remite a nuestro trabajo de historiadores, vale la pena escribir esta historia de tinta y papel.
Cuando Buschiazzo decidió fundar, con un grupo de amigos, el Instituto de Arte Americano (IAA) y su revista, la situación política del país atravesaba grandes cambios. El triunfo del peronismo habla desplazado a mucha gente del mundo intelectual y académico y la Universidad era el reducto más peleado y resistente del antiperonismo. En 1945, Buschiazzo renunciaba por presiones políticas a su puesto en la Comisión Nacional de Monumentos en tanto Vicente Nadal Mora, en condiciones similares, renunciaba a la Sección de Monumentos Históricos de la Secretaría de Obras Públicas. La creación del IAA y de la Facultad de Arquitectura se daba en el marco de una coexistencia pacífica mediada por la Sociedad Central de Arquitectos y cruzada por el Primer Plan Quinquenal que reconocía el rol prioritario de la arquitectura y la construcción a escala nacional. En realidad la existencia del Instituto era previa a la creación de la Facultad (Gutiérrez 1993), traía un equipo formado, conexiones internacionales y un proyecto sólido. Ricardo Braun Menéndez proporcionó el financiamiento necesario para la puesta en marcha del Instituto en ese nuevo contexto institucional y las publicaciones fueron parte de su proceso de legitimación.
El director Buschiazzo (1902-1970) tenía a esa altura una larga trayectoria. Desde 1935 trabajaba en temas de restauración de monumentos históricos, daba clases en la facultad desde 1933 y había publicado De la cabaña al rascacielos, donde trataba temas de arquitectura en Estados Unidos, editado primero en español y luego en inglés, como resultado de una beca Rockefeller. Para ese momento también había diseñado una serie de folletos que se editaron en una revista de la comunidad alemana, intitulada Beutelspacher, marcadamente pro-nazi. Obviamente jamás dijo en público una palabra sobre sus ideas políticas pero su postura antiperonista y de derecha conservadora era de público conocimiento. Braun y varios de sus seguidores eran fervientes católicos orientados por el padre Guillermo Furlong, también historiador (De Paula, 1985). Nadal Mora, sin ser miembro del IAA, se ocupaba de la tapa de las revistas y libros del Instituto, que le otorgaban su impronta.
El dibujante y las portadas
Quizás el mejor dibujante que había en Buenos Aires durante esa época en temas de arquitectura era Vicente Nadal Mora, que en 1909 había llegado desde Mallorca con quince años y una formación elemental en pintura. Mientras estudiaba dibujo técnico, comenzó a trabajar con Norberto Maillart en el Palacio de Tribunales donde se dedicó a las esculturas, destacándose en seguida como un acabado maestro en todas las artes. En 1927 ingresó a la Dirección Nacional de Arquitectura donde se fue dedicando a los edificios históricos hasta su jubilación en 1957. Desde 1933 publicó libros sobre arte prehispánico y colonial, con ilustraciones meticulosas siempre hechas de su propia mano, con cuidados detalles de arquitectura, herrería, mobiliario, equipamiento doméstico, tallas en madera, dibujados en perfecta escala y a mano alzada. Sobre su biografía, consultar Schávelzon (2004). Posiblemente por no ser arquitecto y por su trayectoria autónoma, Nadal fue más bien un amigo del IAA y no un investigador subordinado a Buschiazzo pues no era arquitecto y tenía importantes diferencias con el Director.
Así como el IAA se organizó a imagen y semejanza de Instituto de Investigaciones Estéticas creado en 1936 en México (Arciniega y Pascual, 2010), la tapa y el formato de la revista se inspiraron en su homónima mexicana, aunque también se marcaron diferencias de imagen. Es factible suponer que se quiso dar un toque especial, erudito y a la vez artesanal, que la diferenciaban también del resto del mundo editorial. Las tapas de los Anales de México eran de imprenta pero en el caso argentino, eran dibujadas a mano. Se guardan en el Instituto muchas de las tapas dibujadas a pluma sobre cartón en perfecto estado. Con ese criterio se elaboró el libro de Buschiazzo (1947), un año después, se editaba el primer tomo de Anales y, más tarde el libro de Kenneth J. Conant (1949) sobre Estados Unidos.
El mismo Nadal publicó también un libro en los años iniciales en el que haría un alarde editorial continental: se trata de El azulejo en el Río de la Plata (Nadal Mora, 1949) donde no sólo la tapa está dibujada sino que todo el libro está hecho por él; no son fotos los azulejos ilustrados, son sus dibujos uno por uno. El original, hoy en una colección privada, es una joya editorial.
En 1948, el secretario del Instituto, Héctor Schenone, publicó junto a Luis Rivera una obra fundamental en el arte argentino: El arte de la imaginería en el Río de la Plata (1948) con un diseño de portada ligeramente diferente en el que las letras con tipografía mecánica imitan el diseño de Nadal. Y, en 1950, el libro de Juan Giuria sobre la arquitectura del Paraguay, continuaba el diseño de Nadal Mora, cerrando así la serie.
A partir de ese momento, el Instituto iniciaba nuevas series y nuevas tapas aunque cabe destacar que la imprenta siempre fue la de los Hermanos Taladriz, de una meticulosidad implacable. Vale la pena comparar en estas primeras ediciones clásicas la portada con la portadilla, donde se nota perfectamente que las letras, la fecha y las líneas están dibujadas a mano. Suponemos que Taladriz ya tenía los tipos. En ese marco de excelencia editorial, se seleccionaba cuidadosamente el papel de las portadas: los tomos de Buschiazzo y Conant eran color blanco mate, los demás marrón “madera”, llamado “papel misionero” y en los tomos de la serie de América Latina se adoptó un tono verde hoja apagado. Se buscaban imágenes tranquilas, serenas, tradicionales, conservadoras al fin y al cabo.
Hay una anécdota que nos puede dar la imagen de Nadal: en 1955, el año del golpe de estado al peronismo, habla terminado de dibujar su libro sobre la misión jesuítica de San Ignacio Mini. Salió a buscar editor y le fue imposible por lo que decidió hacerlo él mismo: escribió en letra de imprenta todo el texto, hizo cada dibujo a pluma o a color sobre larguísimos rollos de papel entelado transparente, hizo «copias al ferroprusiato» —lo único que habla en su tiempo— y lo distribuyó entre sus amigos. Hoy, esos pocos ejemplares, son quizás el único manuscrito pre Gútemberg editado en el país, aunque suene absurdo. El Nadal como pasó a llamarse entre los especialistas no se reeditaría hasta 1995 (Nadal Mora, 1995) de manera facsimilar al original, los ejemplares existentes están hoy casi todos en las bibliotecas del exterior.
Vicente Nadal Mora muere en 1957, pero antes elaboró la magnífica tapa del libro de historia rioplatense de Furlong que se publico varios años después. (Furlong, 1969)
Finalmente, es de constatar que gracias a la contribución de Nadal Mora, los Anales mantuvieron viva su imagen y la de las ediciones clásicas del IAA por más de medio siglo. No es poca cosa para la tan discontinua historia del diseño en nuestro medio.
BIBLIOGRAFÍA
- ARCINIEGA, HUGO Y PASCUAL, ARTURO PASCUAL (coordinadores) 2010. El Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Una Memoria de 75 años: 1935-2010, UNAM, México.
- ALEXANDER, RICARDO. 1985. “Mario J. Buschiazzo: la audacia de un compromiso con América Latina”, Summa 215-16. pp. 22-25.
- BUSCHIAZZO, MARIO J. Bibliografía de arte colonial argentino, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, Buenos Aires, 1947.
- CONANT, KENNETH, 1949. Arquitectura Moderna en los Estados Unidos. Buenos Aires: Instituto de Arte Americano.
- FURLONG. GUILLERMO. 1969. Historia social y cultural del Río de la Plata 1536-1810, 2 vols, Buenos Aires: Tipografia Editora Argentina.
- GUTIÉRREZ, RAMÓN (director), 1993. 100 años de compromiso con el país 1886-1986, Buenos Aires: Sociedad Central de Arquitectos.
- DE PAULA, ALBERTO. 1985. “El padre Furlong y la historiografía arquitectónica argentina”, Summa N° 215-16. pp. 27-29.
- NADAL MORA, VICENTE. 1995. Monumentos históricos de Misiones: San Ignacio Mi« con introducción histórica de Guillermo Furlong y prólogo de Daniel Schávelzon, edición facsimilar de la familia, Buenos Aires.
- SCHÁVELZON, DANIEL, 1988. “Bio-bibliografía de Mario J. Buschiazzo”, Revista de la Sociedad Central de Arquitectos N° 141. pp. 24-29,
- SCHÁVELZON, DANIEL. 2004. “Buschiazzo, Mario José”, Diccionario de arquitectura en la Argentina, J. F. Liernur y E Aliata, editores, Vol. 1. Buenos Aires: AGEA. p.217
- SCHÁVELZON, DANIEL. 2004. “Nadal Mora, Vicente”, Diccionario de arquitectura en la Argentina, (J. F. Liernur y F. Aliata, editores, Vol. 3. Buenos Aires: AGEA. p. 178.