Artículo de Daniel Schávelon publicado en el año 2010 acerca de los productos de consumo masivo que estaban a la venta entre los años 1898 y 1899.

Gracias a la eterna presencia de interesados en el pasado y de coleccionistas y aficionados a los temas históricos, un amigo conectado con la conservación de los trenes o a lo poco que se salvó de ellos -Gustavo Choren-, nos hizo llegar este documento excepcional.  Se trata de la lista de todos los productos que tenía el Ferrocarril del Sur, entre los años 1889 y 1899, para la venta en los vagones comedor de sus ferrocarriles.

La verdad es que es apabullante, acostumbrados a los parcos servicios de comida de los transportes actuales: 538 productos diferentes a disponibilidad del público y a precios accesibles. Nada dice de los alimentos preparados y la cocina, ya que mucho es precisamente para cocinar y el menú debió ser enorme también. Esto son sólo las cosas que se compraban y vendían al público, y es tan impresionante a mi modo de ver que vale la pena el esfuerzo de transcribirla, ya que con certeza a muchos les puede servir de información para comprender mejor la envergadura del consumo en la sociedad de finales del siglo XIX. Es cierto que en la lista hay de todo, hay productos que iban dirigidos a los niños y a los adultos, mujeres y hombres, ricos y pobres. No es lo mismo quien tomaba un vino de 50 centavos que quien tomaba uno de $ 5, no es lo mismo sardina que caviar.

Marca del fabricante del libro de productos del ferrocarril del Sur

Los márgenes de ganancia, ya que en el libro original figuran los precios de costo (estos son los que hemos reproducido) y los de venta. Y por lo general hay un incremento del 100 % con un redondeo general.

Pero no deja de llamar la atención que haya en la lista 21 variantes de aguas minerales, 19 de cervezas, 49 refrescos y aperitivos, 51 marcas y tipos de cigarros y cigarrillos, 9 de bizcochos y galletas 9, cientos de vinos del mundo entero y 14 ginebras. Y se vendían vinos en damajuana (hay nueve marcas) y hasta ajenjo –hoy prohibido- también en damajuana, la grappa venía también en esos enormes recipientes con diez litros. Y hay una larga lista de productos para cocinar; si se lo hacía dentro del tren en especial las familias que debían viajar en segunda o tercera categoría, no lo sabemos, quizás incluso algo debía venderse en poblados del recorrido. Pero está eso entre los temas a investigar.

En la lista que viene a continuación hemos respetado la estructura de organización que le daba la empresa, es decir la manera de agrupar los productos, pese a que hoy nos puede parecernos arbitrario, pero esa era la manera de manejar la mercadería. Hay algunos pocos productos que no hemos encontrado referencias a su existencia y tienen un signo de interrogación. Lamentablemente la escritura de quienes llevaban estos enormes libros no era demasiado clara, muchos productos están escritos en otras lenguas que es obvio que no conocían y copiaban a veces con errores, otras en simple fonética, y que había marcas que se compraron en una única oportunidad por lo que no tenemos otra escritura para comparar. Por esto puede haber errores lógicos en la transcripción^[1].

Portada del libro de registro de productos a la venta.

Esperamos que esta lista, seca si se la observa así, descarnada, es la base para muchas interpretaciones que se harán a partir de ella. Abre muchas preguntas interesantes sobre la sociedad de su tiempo y en especial la significación del viaje en tren. Pero queríamos darla a conocer para que todos pudieran usarla. Deben existir muchas más de ellas, en hoteles, restaurantes, almacenes y algunas han sido publicadas, pero no conocemos hasta ahora una de productos en los vagones de los ferrocarriles nacionales.

Reproducción de una de las hojas del libro original

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Referencias
^[1] Transcripta por Rocío Goncalves Borrega