Artículo de Daniel Schávelzon y Carlos Page ha sido publicado en «Córdoba, entre campanas y chimeneas», edición impresa de las VI Jornadas de Historia de Córdoba, realizadas los días 5, 6 y 7 de octubre de 2006, pps. 631-641, editado por la Junta Provincial de Historia de Córdoba, ISBN 978-987-23206-7-0, provincia de Córdoba, Argentina.
RESUMEN
Tamburini fue sin dudas el arquitecto más representativo de la Generación del Ochenta en la Argentina. Basta nombrar la Casa Rosada o el Teatro Colón, para tener una aproximada dimensión de su labor.
Numerosos estudios se han realizado sobre sus obras y proyectos, incluso de los muchos que tuvo en Córdoba, y consiguió a través de las relaciones que mantuvo con los políticos de entonces muy ligados a la provincia. Entre otros el Banco de Córdoba y el Teatro del Libertador General San Martín.
Luego de varios años de búsquedas se nos presentó en forma casual un perdido proyecto privado que realizó para la ciudad. Sabíamos de su realización, pero no contábamos hasta ahora con la serie de tres planos que elaboró precisamente para el Asilo de Huérfanos.
En el presente trabajo damos a conocer estas piezas gráficas y analizamos las circunstancias históricas en que aparece el proyecto y sus características estéticas y morfológicas.
Palabras clave: Arquitectura – Asilo de Huérfanos – Francesco Tamburini – Generación del Ochenta
Francesco Tamburini’s Unknown Project for the Enlargement of the Orphans Asylum in Cordoba
ABSTRACT
Tamburini was undoubtedly the most representative architect of the socalled Generation of the Eighties in Argentina. The Pink House or the Colón Theatre are good examples of the significance of his work.
Countless studies have been accomplished on his works and projects, including the many he carried out in Córdoba, which were entrusted ro him through his relationships with the politicians of those times, deeply involved with that province. The Bank of Córdoba and the Libertador San Martín Theatre are among them.
After many years of search, and accidentally, we found a lost, privare project he developed for the city. We were aware of its existente, but we lacked so far the series of three plans he elaborated precisely for the Orphans Asylum. This work presents these graphic pieces and analyses the historie circumstances within which the project appeared as well as the esthetic and morphologic characteristics thereof.
Key Words: Architecture – Orphans Asylum – Francesco Tamburini – Generation of the Eighties
Introducción
La construcción oficial en un país como Argentina en el siglo XIX e inicios del siguiente, era parte sustantiva del sistema, en tanto existía un modelo económico —aunque minoritario—, una política establecida —aunque no aceptara disensos mayores—, y una cultura monolítica aunque de élite. Realmente se estaba construyendo un nuevo país en el contexto de las naciones, hoy pueda gustar o no, pero eso conllevaba edificar cientos de obras públicas dispersas por todo el territorio nacional que identificaran al Estado, que lo consolidaran en su imagen, que le fueran funcionales, que reprodujeran en forma y función el sistema mismo y que permitieran hacerlo cada vez más dinámico y eficiente. Y más aun en Buenos Aires, la nueva capital de la Nación también en construcción. No casualmente fue Roca quien contrató a Tamburini quien en sólo siete años hizo un centenar de obras o al menos las dejó en los planos y luego fueron terminadas por otros. Nunca hubo un arquitecto que produjera tanto en tan poco tiempo, más aun con la férrea oposición de otros grandes como Juan Buschiazzo o sus propios jefes.
Argentina era un país en el cual aun no estaban del todo claros los límites entre lo público, lo semi-público y lo privado, ni siquiera en la beneficencia pública, pero por eso mismo las interrelaciones entre esas tres esferas de la sociedad hacen más interesante su estudio.
En el caso que presentamos se trata simplemente del rescate de un conjunto documental de interés para la historia de la arquitectura de Córdoba y del país en esos años. Se trata del edificio del Asilo de Huérfanos, entre 1884 en que se firman los planos y 1907 en que se construye una etapa, como la última noticia con que contamos. Desarrollamos los cambios que tuvo el proyecto y en especial al accionar de Tamburini, sin dudas el mayor arquitecto que tuvo el país en la Generación de 1880. Llegó a Buenos Aires a los 37 años, integrando el Departamento de Obras Públicas de la Nación, organismo que, sin gran poder ya que tenía como competidor a la ciudad de Buenos Aires primero y luego a La Plata, hacía los proyectos encargados por el Ejecutivo. Desde allí haría cientos de trabajos para Buenos Aires, Córdoba a donde viajaría más tarde y para muchas otras capitales de provincias, a tal grado que aun no se ha completado una lista de todas sus obras, entre las que se destacan el frente de la Casa Rosada (completamiento) y el Teatro Colón (no completado por él) y colegios como los Normales de Maestros y de Maestras que, por cierto, tienen mucha similitud tipológica con el Asilo que aquí presentamos.
El Asilo de Huérfanos
Los estudios sobre Tamburini alcanzaron su mayor grado de conocimiento con un trabajo que abarcó una visualización global de su considerable obra, luego que Roberto de Gregorio encontrara unas acuarelas del arquitecto italiano en un museo de Iesi. A partir de entonces un convenio entre instituciones italianas y argentinas permitió en 1996 una imponente exposición sobre la obra del eximio arquitecto italiano en su suelo natal y al año siguiente en el Museo de la Casa Rosada y en Rosario, completándose con la publicación de un voluminoso libro en la que participaron autores italianos y argentinos 1.
Sobre Córdoba se insertó su labor, repitiendo y mejorando un trabajo publicado en la Junta de Historia de Córdoba 2. En uno de sus parágrafos se hace hincapié en las obras que proyectó en Córdoba entre 1886 y 1887, cuando había alcanzado por entonces notoria fama y prestigio dentro de los cordobeses. Sobre todo porque ya había proyectado para Córdoba el Hospital de Clínicas (1884).
En 1886 Tamburini proyectó el Mercado del barrio San Vicente, construido y demolido; la Penitenciaría y el Teatro que llamaron «Rivera Indarte». Al año siguiente proyectó una ampliación del Cabildo, donde funcionaba la Casa de Gobierno, planos no localizados y no construido y el Banco de Córdoba, su obra más importante en la ciudad. Más adelante continuará con los no concretados edificios para la Escuela Normal y la Bolsa de Comercio, ambos de 1889, entre otros.
Pero en ese año de 1886 fue cuando se anunció la construcción del Asilo de Huérfanos. Se consigna en las publicaciones mencionadas que el proyecto lo realizó gratuitamente por pedido de la comisión que encabezaba Lucrecio Vázquez, habiendo tenido participación activa en el asunto los ingenieros Giagnoni y Boncioni, estrechos colaboradores suyos en la repartición donde trabajaba. Agregamos la noticia periodística de que la comisión había recibido el proyecto y que este constaba de:
«Los planos son tres, el horizontal que demuestra las divisiones del edificio, de acuerdo con lo que ya está edificado y en servicio público, otro que manifiesta el frente del edificio, en una cuadra de frente, con dos pisos: hermosa perspectiva, muy elegante. á la vez que sin muchos adornos; pues se trata de un edificio para pobres y por haberlo pedido los señores de la Comisión. El tercer plano es para la Capilla. de orden gótico; sensible, elegante y de verdadero gusto artístico». 3
Pues estos tres planos que se señalan en este artículo periodístico son los que aquí presentamos, insertos en un expediente probablemente rescatado del desmantelado Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
Inmediatamente y luego del hallazgo, nos remitimos a dos colecciones de fotografías aéreas antiguas sobre Córdoba a los fines de encontrar la desconocida ubicación del edificio, ya que en el expediente se consigna que el mismo se encontraba sobre calle Caseros, entre Urquiza y Fragueiro. En la documentación fotográfica aparecía entonces una construcción de considerables proporciones aunque no correspondía plenamente al proyecto de Tamburini, pero poseía un esquema funcional idéntico, faltándole un patio, que no podía haber sido demolido por la proximidad temporal de las fotos con el proyecto, por lo que fácilmente deducimos que no se había construido. Aunque como veremos se construyó más adelante de las tomas fotográficas y se demolió hace pocos años, correspondiendo al sector que ocupaban las monjas administradoras.
Todas nuestras dudas quedaron zanjadas cuando nos trasladamos al sitio e indagamos sobre el edificio en cuestión. Allí surgieron nuevos valiosos hallazgos, como un pequeño folleto mimeografiado, obsequiado por el contador Tartaglini, representante legal de la institución. Es una completa monografía escrita por el profesor Carlos A. Cancio reseñando la historia de la institución cuando celebraba sus 120 años en 19894. Hacemos especial referencia a este trabajo por lo importante que significan este tipo de investigaciones que son las que verdaderamente aportan a la construcción de la historia de la ciudad o de la región.
Pues siguiendo este trabajo, que incluso nos abrió el camino a la consulta de otras referencias bibliográficas, es que sabemos sobre el edificio, perteneciente a la Sociedad de San Vicente de Paul y donde funciona el Colegio Amparo de María.
En primera instancia la institución surgió como asilo, fundado el 25 de marzo de 1868, con el objeto de dar albergue a niñas huérfanas que habían quedado por la epidemia de cólera que azotó por entonces a varias ciudades argentinas. Efectivamente tres meses antes se había constituido precariamente la Sociedad de Señoras de San Vicente de Paul con el decidido auspicio del recién asumido gobernador José Mateo Luque. Los cordobeses no solo tuvieron que soportar la asonada del sargento Luengo sino también la mortal epidemia que acabara con la vida de tres mil personas. Un saldo al que se sumaron cientos de niños huérfanos que merodeaban por las calles, reflejando una de las calamidades más atroces por las que soportó gran parte de nuestro país. Fue entonces cuando se abrió un campo propicio para la institución, siendo fervientemente alentada por Ignacio Vélez desde su diario El Eco de Córdoba que innumerables veces se refiere a la misma.
Paralelamente se formó en Córdoba la Sociedad San Vicente de Paul 5, encabezada por el mismo presidente de la municipalidad don Apolinario Rivas, secundado por no menos conspicuos personajes de entonces 6. Se designó una comisión especial para correr con su instalación y recolectar fondos. En tanto que uno de ellos, don Francisco Mercado, propuso a las Hermanas del Huerto para regentear la misma.
Desde Buenos Aires el mismo Vélez Sársfield en el diario El Nacional apoyaba la iniciativa cordobesa, mientras que El Eco de Córdoba anunciaba la creación en la ciudad portuaria de un Asilo de Huérfanos por iniciativa del arzobispo Mons. Mariano José de Escalada y que bien se podría seguir en Córdoba aquel ejemplo 7.
Con los primeros fondos recolectados se alquilaron dos casas continuas sobre la calle Colón, entre General Paz y Rivera Indarte. La inauguración, en aquel día de la Encarnación del Señor, contó con la presencia de Mons. Jerónimo E. Clara y el P. Antonio Garcés SJ. Fue entonces en que ingresaron las primeras diez huérfanas.
No había trascurrido dos meses de aquel acto público cuando el gobernador Félix de la Peña sancionó su reglamento institucional. La casa quedó a cargo en principio de las señoras Pía Capdevila y Emilia Molina, mientras que algunas socias de la institución enseñaban varias materias.
La administración vicentina, no obstante, comenzó a prestar mayor interés en la adquisición de un terreno y construcción del edificio para el asilo. Mientras acordaban con las autoridades eclesiásticas y la Madre Provinciala María Clara Podestá y la Madre Superiora Luisa Solari8, que sus
Hermanas de la Caridad hijas de María Santísima del Huerto9 se hicieran cargo de la dirección del establecimiento en un contexto nacional bastante difícil como significó el asesinato de Urquiza y el regreso de las milicias del Paraguay.
Las cinco primeras Hermanas, encabezadas por la superiora María Patronia Bottazzi, llegaron a Córdoba a principios de 1871, bajo la administración de Pablo Julio Rodríguez, Nicéforo Castellano, Samuel J. Morcilio y Agustín Garzón. Tres años después se decidió establecer en el mismo local un colegio con internado para alumnas sin recursos. Así surge el colegio Amparo de María, completando la labor del asilo.
El 29 de julio de 1879 se adquirió la mitad sur de la manzana de don Tomás Trontera donde se construiría el edificio con una capilla para la asistencia espiritual de aquel sector barrial. La piedra fundamental se colocó el 15 de agosto de 1880 con la presencia del Dr. Uladislao Castellano, obispo con sede vacante; el gobernador Miguel Juárez Celman, el presidente de la municipalidad Nicolás Berrotarán, los presidentes del Concejo Deliberante y del Tribunal Superior de Justicia, el inspector de escuelas, varios sacerdotes y miembros de las conferencias vicentinas. Se comenzaron las obras y una parte del edificio se dio al servicio público el 25 de marzo de 1881 con la bendición del obispo Esquiú. Desconocemos quién proyectó este edificio que en definitiva es el que subsiste, pues el ambicioso proyecto de Tamburni no se logra concretar.
La capilla fue construida con el aporte institucional y un subsidio nacional otorgado por el presidente Carlos Pellegrini, ante gestiones del diputado Tristán M. Alamada, solicitado por la comisión directiva encabezada por Rafael García Montaña. Fue bendecida por Mons. Aquilino Ferreira en los primeros días de setiembre de 1893, auque las obras de la misma
siguieron hasta 1902. Año en que se siguieron construyendo nuevas dependencias y habitaciones hasta 1908 en que falleció Agustín Garzón cuyos restos se depositaron en la capilla.
El expediente y el proyecto de Tamburini
Lo hallado es un expediente que posee diversos sellos de la Dirección Nacional de Arquitectura y del Ministerio de Obras Públicas de la Nación y que se encuentra en el Centro de Arqueología Urbana, del Instituto de Arte Americano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Se inicia con un pedido de 1907 al Presidente de la Nación, en la cual se le expresa:
La Comisión Directiva del Amparo de María, Asilo de Huérfanos de Córdoba. a V. E. expone que en virtud de la ley de presupuesto urgente, ha iniciado trabajos en el establecimiento que exigen inversión de fondos que coloca a esta comisión en circunstancias un poco apuradas, razón por la que. contando con la buena voluntad del Sr Presidente, hacia las obras de beneficencia pública, nos permitimos pedirle: se sirva disponer que se nos abone la cantidad de seis mil pesos, que figuran en el presupuesto, en la forma en que Ud. Disponga. Es gracias y justicia Leopoldo Romano y Néstor Moyano
Siguen varias firmas, el recibido local, el pase a Contabilidad y el folio siguiente tiene una respuesta del mes de agosto donde se indica que «la subvención de que se trata, fue suspendida por el Acuerdo de Ministros de 14 de febrero ppdo. y restablecida por el de 26 de junio último» e indica que corresponde pasar el expediente al Ministro de Obras Públicas. Luego hay un presupuesto hecho por el Ministerio de los costos de la obra de $ 10.566,52. Este viene unido a dos planos más viejos, uno de la fachada y otro una planta, firmados por Tamburini en marzo de 1886. Es evidente que el proyecto es sólo la ampliación de una construcción preexistente, hecho con su típica arquitectura oficial, que coloca por delante un telón que homogeniza todo y la construcción nueva claramente dividida en dos partes, para niños y niñas.
Es tradicional la solución arquitectónica de Tamburini de dos patios rodeados por galerías que identifican cada uno a los sectores de niños y niñas, incluyendo en cada uno dormitorios, salones para escuela y oficinas. También es típico del autor la sobriedad de la fachada, quien la usaba en forma repetitiva en sus obras, como por ejemplo la planta alta del cuerpo central que es idéntica al proyecto de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, realizado el año anterior.
Como complemento a este expediente se suma un tercer plano de una capilla —tal cual anunciara el diario en 1886— en donde sin planta alguna se dibujó tres vistas interiores, en un estilo neogótico sobrio y que, según la planta general, se ubicaría en el centro del complejo edilicio.
Con posterioridad, una vez adjuntados los ya viejos planos al nuevo expediente, hay una nota de Carlos Massini, director de Obras Públicas de la Nación, del 30 de octubre, en donde indica que:
«se ha inspeccionado el referido asilo ubicado en la calle Caseros, general Urquiza y Fragueiro, ocupando una superficie de 7.200 m2. En la parte este está construido el edificio, que se compone de 19 grandes locales y 7 más pequeños, con sus baños y dependencias, cuatro patios de 25 x 25 metros, rodeado de galerías, y una quinta de 60 x 60 mts. (…) actualmente se dispone construir dos salones, bajo y alto, marcados en el plano con carmín, siendo su costo de $ 10.566,52 (…) el establecimiento tiene 35 huérfanos, 100 alumnas internas y 216 externas».
Termina proponiendo al arquitecto Miguel A. Piñeiro para efectuar la obra —Tamburini había fallecido hacia diecisiete años—, que luego figura como «ingeniero de este ministerio». El visto bueno se dio al mes siguiente y para el 7 de diciembre hay un decreto presidencial por el cual se les entrega el subsidio de $ 6000 y luego el remito con fecha 13 de diciembre de 1907 (10).
El proyecto fue realizado mucho antes (1886) y las obras habían comenzado muy lentamente por cuenta de la sociedad vicentina y el Estado Nacional. La intervención estatal claramente queda expuesta al quedar incluida la misma en su presupuesto de 1905 aunque luego, en la citada reunión de ministros, lo quitó para luego volverlo a incluir. Y tras un nuevo pedido, se reanuda el trámite que evidentemente llegó a buen fin. Es decir que fue una obra más hecha con los avatares de la política nacional y provincial, con grandes proyectos, paralizaciones y vueltas a iniciar. Y también en donde no queda claro el límite entre lo público y lo religioso, cuando aun la beneficencia intentaba definirse entre un mundo u otro, en donde nunca estuvo claro el papel semi-público y religioso del Asilo, con el público y laico del Estado, lo mismo que el unir y aprovechar construcciones preexistentes para obras nuevas, siempre que la fachada muestre la nueva imagen del poder establecido. En este sentido Tamburini fue un verdadero maestro homogeneizando la imagen pública en todo el país con su lenguaje italianizante, muy sencillo de construir, de bajo costo y de buena aceptación por la sociedad. Su lógica de diseño mediante patios aporticados con columnas de hierro, sus frentes planos con guardapolvos sobre ventanas verticales y el marcado símil-piedra que lo cubría aun sigue siendo símbolo de arquitectura oficial.
REFERENCIAS
1 Irma ARESTIZÁBAL, Roberto DE GREGORIO, Loretta MOZZONI y Stefano SANTINI (Comp.), La obra de Francesco Tamburini en Argentina. El espacio del poder I. Museo de la Casa Rosada e Instituto Italiano di Cultura, Buenos Aires, Pinacoteca e Museo Civici, Comuna di Jesi y Pinacoteca Civica, Comune di Ascole Piceno, 1997.
2 Carlos A. PAGE. La obra de Francisco Tamburini en Córdoba, Córdoba, Junta Provincial de Historia, Cuadernos de Historia, N° 26, Año 1993.
3 El Eco de Córdoba, 16 de mayo de 1886 (cit en La obra de Francesco TAMBURINI en Argentina… p. 198).
4 Carlos A. CANCIO, A los 120 años del Colegio Amparo de María «1868-1988», Córdoba, 1989.
5 La Sociedad de San Vicente de Paul fue fundada en Francia en 1833 por el profesor Antonio Federico Ozanam (1813-1853), figura trascendental del catolicismo del siglo XIX, beatificado por Juan Pablo II en 1997 en la catedral de Notre-Dame, donde comenzaron las famosas conferencias. En Buenos Aires y por iniciativa del comandante de la marina francesa Julio Amadeo André-Fouët se instaló en 1859 la primera conferencia de la Sociedad, teniendo como fundadores a figuras como a los hermanos Luis y Félix Frías, Felipe Lavallol, Eduardo Carranza Viamont, Alejo de Nevares y otros. En la actualidad la institución laica opera en todo el mundo desde su fundación y al servicio de la caridad. Carlos María GELLY Y OBES. Los orígenes de la Sociedad de San Vicente de Paul en el Río de la Plata. Buenos Aires, 1951.
6 Ignacio Vélez, Agustín Garzón, Martín de Las Casas, Francisco Mercado, Ceferino C. Maceda, Rafael García, Pablo Leaniz, Cefetino de La Lastra, Gregorio Gordillo, Froilán Ferreira, Carlos Luna y Ángel Marchan.
7 No obstante el Asilo de Huérfanas de Buenos Aires recién se fundó el 10 de abril de 1871 bajo la dirección de las Hermanas del Huerto y el patrocinio de la Sociedad de Beneficencia. Desacuerdos entre ambas instituciones provocaron el alejamiento de las Hermanas a fines de 1877. Cayetano BRUNO SDB. Historia de la iglesia en la Argentina, Buenos Aires, Ed. Don Bosco, 1975, T. XI, p. 472.
8 La Hermana María Luisa Solari sucedió en el cargo de provinciala y bajo su administración se creó en Córdoba el Colegio de Nuestra Señora del Huerto, construyéndose el edificio con su capilla, e inaugurándose el 1° de agosto de 1873, estando a cargo de la H. Superiora María Concepción Morbelli quien falleció bajo los escombros del edificio que no pudo soportar el huracán de 1878. La Madre Solar:, en tanto, continuó dando vida a otras fundaciones como los colegios de Catamarca, Salta, Tucumán y Jujuy; además de atender los hospitales de Buenos Aires, Salta, Concepción del Uruguay y otros. Cayetano BRUNO SDB, op.cit. T. XI, pp 473-474 y Luis RODINO, Historia del Instituto de las Hijas de María Santísima del Huerto, Buenos Aires, 1932.
9 La congregación fue fundada en Italia por San Antonio María Gianelli en 1829. Las primeras hermanas llegaron a nuestro país en 1859 por oficios de la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires a fines de confiarles el hospital de mujeres. Cayetano BRUNO SDB, T. X, p. 304.
10 Junto a estos papeles ya descritos existe un folio suelto que es de otro expediente pero que está firmado también por Tamburini; parcialmente roto y en cuya parte de atrás hay una incompleta descripción, con dos letras diferentes, de problemas de contratos de una obra no especificada. Pero en el frente, la nota fechada el 15 de enero 1886, indica que habiendo visto la única propuesta hecha por un constructor para el Hospital de Clínicas y Escuela de Medicina de Córdoba, encuentra que los precios establecidos son adecuados aunque no haya otra proposición con la cual contrastarlos; pero que los planos fueron necesariamente readecuarlos. Termina recomendando aceptar esa única propuesta hecha por el Señor Alberti.